Fernando Buen Abad Domínguez
“La mano que maneja la pluma vale tanto como la que conduce el arado”
Arthur RIMBAUD
El estado actual del espíritu en plena guerra simbólica
Advertencia beligerante: hay que tomar el cielo por asalto. La realidad no es cosa del otro mundo
Con la alquimia de la revolución y su poesía hay que ir contra la enfermedad y la decadencia capitalista. Contra toda burocratización de la vida. No hay un sólo medio de acción que no debamos emplear y eso incluye al amor, a la poesía… no humillados, no hambrientos, no ignorantes, no explotados. Contra los intereses bancarios, la plusvalía, las burocracias, los monopolios, las “buenas conciencias”, los redentores, las sectas y los represores. Contra la barbarie sus noticieros, los decretos presidenciales, los recortes salariales, la desecación del poder adquisitivo… Contra el genocidio en los hospitales públicos o privados sin medicamentos, sin gasas, sin platos, sin solidaridad. Contra la miseria intelectual en las escuelas públicas, en las universidades públicas, en los institutos de investigación. Contra el crimen organizado por las burguesías en los recibos de teléfono, la luz, el agua, el gas… Contra el hambre, el desempleo, la vejez náufraga, la niñez desvencijada, el futuro ciego, el pasado amnésico. Contra el capitalismo esquizofrénico, sus bajezas y su odio. Contra el capitalismo bandolero de ojos gélidos. Contra este tiradero de almas machacadas por los lagartos de la usura. Contra la poesía fabricada para la vanidad salivosa. Contra todo engendro vomitado a destajo en trances de cursilería negociable. Contra la palabrería santificada entre genitales de calenturas patrioteras. Contra los retruécanos eyaculatorios de poetastros complacientes con la burguesía. Hay riesgos como nunca en las circunstancias presentes. Es imposible prolongar esto que vivimos, es inútil aferrarse a este muladar. Somos reos de la miseria y la barbarie.
Retrato del capitalismo
La Cultura burguesa se ha convertido en herramienta de “seguridad nacional”; en guerra ideológica de intensidad variable que se regula según los imperativos de control de conciencias más y caros al régimen de explotación. No tragaremos más odio de sus dioses institucionales. No santificaremos sus crímenes. Hoy se hace pasar por “poesía” (y nos la imponen) la basura decorativa de “artistas” alquilados para disfrazar estéticamente la miseria. Mueven la cola y hacen gracejetas al patrón que compra obra. Unos hacen monerías para ganarse becas o presupuestos y otros las hacen porque no les queda más remedio, algunos viven amargados por la humillación. Se hace pasar por “poesía” el idealismo solipsista y la obscenidad nihilista más impunemente disfrazada de “arte”. Se hace pasar por poéticas las payasadas de los comerciantes mass mediáticos. La burguesía no produce su “poesía” inocentemente. La poesía burguesa es parte de un arsenal de guerra ideológica, puesto a fabricar jabones para lavar la sangre derramada por una civilización que no encuentra dónde esconder todos esos muertos que produce minuto a minuto. Todos los instructivos ideológicos burgueses que se esmeran en embellecer la propiedad privada, la familia, las instituciones militares y el devenir de gobiernos ávidos de violencia rentable, se suponen dueños de las conciencias donde depositan sus deyecciones poéticas… su proyecto esclavista.
Esto es una monstruosidad y ha sido muy costosa. Este amasijo de cadáveres que la burguesía esconde bajo el tapete de la alienación nos taladra con su angustia y modorra de camposanto televisivo. Nos taladra con sus estertores más obscenos mientras temblamos en las fauces de la bestia. El imperialismo neo-nazi avanza, hay superexplotación en todas partes. Los rebeldes sobreviven perseguidos, calumniados, encarcelados, o exiliados. Crece la burguesa del “mercado global”, la guerra ideológica en los misiles y en los mass media. Arrecia la persecución de los lebreles neoliberales en fábricas, aulas, oficinas, calles... Arrecia la represión contra el arte, la ciencia, la creación, la inteligencia que no se bajan los pantalones. Se llamen como se llamen, publiquen lo que publiquen o se premien como se premien.
En general el esmero, detalle, pulcritud y palabrería con que se elaboran muchas de las obras poéticas al servicio de la burguesía, son púlpitos para un clientelismo que extorsiona a los pueblos con la jugarreta de un saber “iluminado” de genio burocrático concentrado en su vanidad de poder. No faltan especialistas de mercado, títulos ni argumentos de clase, son impecables en la logística de las prebendas y canonjías. Son suficientemente escolásticos y eclécticos, y, sobre todo, son eficientemente demagógicos. Rinden informes detallados, hacen pasar por “riqueza poética” una red miserable de auto-proclamaciones llenas de aplausos para un rey tuerto que gusta de tragar ojos de súbditos. Algunos ganan premios internacionales. Muchos “poetas” hoy convertidos en sepultureros de utopías, proclaman sin rubor el paraíso terrenal de las economías de mercado y festejan la libre competencia mercantil de la Poesía. Los poetas yupies aplauden. Remember Octavio Nobel Price.
Somos testigos, protagonistas y víctimas de una guerra ideológica virulenta empeñada en imponer los valores éticos, estéticos y morales burgueses más nocivos y aberrantes.
Padecemos el gran embrollo de las reorganizaciones mercantiles trasnacionales que, en sus rebatingas, se esmeran para adoctrinar a las sociedades con moralejas empiriocriticistas, pragmatistas y tecnocráticas. Se asesina al espíritu rebelde, sus creaciones, enseñanzas y comunicaciones a cambio de criterios post modernos neoliberales que entienden al Estado como hoobie gerencial. Se hace pasar por poesía la payasada burguesa que produce adornos para la explotación. La idea burguesa de “poesía” con que se envenena al mundo, es “poesía” decorativa, masturbatoria o mercantil. Desplante para desesperanzar al mundo.
Aniquilamiento del entusiasmo dispuesto, con todos los recursos posibles, para decretar el fin de la historia y la muerte de las utopías. La Poesía ha sido secuestrada por el capitalismo para frenar al espíritu y para someterlo al negocio burgués. No se puede (o debe) pensar la Poesía al margen del estado que guarda objetivamente el desarrollo de las fuerzas productivas, al margen de la lucha de clases, al margen del debate Capital-trabajo. No se debe pensar la Poesía al margen del trabajo, sin los trabajadores, sus circunstancias, las calamidades que los marcan y las potencialidades liberadoras posibles.
Reinan los recortes presupuestales más violentos en materia de gasto social, Cultura, Educación, Salud. En México por ejemplo, existe una escalada terrorista gubernamental empeñada en devastar el trabajo intelectual o artístico rebeldes, desde la investigación científico-tecnológica, hasta los salarios de los docentes. Hay cada vez menos recursos económicos asignados para equipar escuelas, universidades, institutos y museos si no son complacientes con el aplauso a la indiferencia y el saqueo. Hay más soldados mercenarios en las calles. Abundan los libros de autores conniventes con el sistema, se crean sólo centros Culturales para desplantes individualistas y mafias intelectuales y se fortalece cierta satanización ideológica que tilda de aburrido todo lo que es, invoca y sostiene críticas. Los niños, adolescentes, jóvenes y adultos escriben y leen menos y peor. Ahora se difunde la idea de que todo proyecto poético debe ser “rentable” y se le somete a leyes de comercialización desleales. Hay más represión contra los movimientos sociales. ¡Libertad para los luchadores sociales de Atenco… libertad para los luchadores sociales de Oaxaca!
A desengañarnos poetas
Nadie se crea Mesías, nadie se sienta Salvador de la Humanidad sólo por escribir “poemas”. La Poesía sólo se desarrollará sobre sus mejores conquistas, (dialéctica y colectivamente), cuando la sociedad logre su emancipación definitiva. Y permanezca armada para defenderse.
Mientras tanto los logros mejores son sólo índices de un grado de avance importante pero parcial. Los poetas, pintores, músicos, teatristas, vídeoastas, intelectuales, bailarines… no son más dueños ni más hacedores de Cultura que los obreros, los panaderos, los electricistas... La idea de creación poética restringida a inteligentes o genios reproduce la separación clasista de la sociedad y la fetichiza. Los talentos individuales, que son innegables, deben explicar históricamente a qué intereses sirven a que riqueza colectiva le deben su obra. Estamos sometidos a un modo de producción poética oligarca y burocrática porque estamos desorganizados. Hay vicios no poco esnobistas en muchos productores de “poesía” envenenados de vanidad que impiden la autoconciencia de sí como trabajadores necesitados de una organización política para una lucha emancipatoria. Se trata de una soberbia indvidualista paralizante y repelente a la crítica (y la autocrítica). ¿Podrá cambiarse?
Es impensable una transformación poética sin una transformación social profunda. Es necesario un programa de transición Poética atado a un programa de transición general que tenga por ejes principales la lucha antiimperialista y la destrucción del capitalismo. Nuestras armas no son distintas a las armas comunes en función revolucionaria. Es decir, el arma no es una representación simbólica de lo que la lucha y el mundo son, sino herramienta de destrucción-construcción bajo la brújula de un programa revolucionario. Tatuado en las armas para la guerra simbólica. Con la poética engendrada por la revolución, el arma de la poesía debería ser, además, relato de la gesta gracias a necesidades conscientes y a una imaginación colectiva no alienada. Las armas de la poesía revolucionaria deben trabajar en el relato de una praxis transformadora que recuerda siempre sus objetivos como un reloj histórico que apunta, con sus manecillas, la hora del triunfo simbólico también.
La realidad impone problemas nuevos, exige luchas nuevas y estrategias nuevas. Dejemos de esquivar, levantemos la poesía revolucionara contra la vida miserable a que nos condenan a vivir. Levantemos unidos la poesía revolucionaria como ejército de luz, contra las emboscadas. Al lado (o detrás) de millones de obreros que levantan al cielo sus banderas de aurora, la única esperanza, la última esperanza contra el hambre eterna y el descorazonamiento, contra la angustia que cuelga de los pechos. Contra las alucinaciones de la angustia tantos siglos acumulada como lágrima inmensa. Contra la muerte infiltrada de rapsodias burócratas, infiltrada de pianos tenues y banderas camaleónicas con transfusiones eléctricas de pesadilla y fatalidad en nombre de un idiota.
¿Será pedir mucho que todos nuestros poemas giren por la palabra Revolución. Por una Revolución que impulse para salir de los marcos desesperantes de la vida miserable, la debilidad y la impotencia?
¿Qué Hacer?
“Puede afirmarse sin exageración que jamás la civilización humana estuvo amenazada por tantos peligros como lo está hoy. Los vándalos con la ayuda de sus medios bárbaros, es decir, harto precarios, destruyeron la civilización antigua en un limitado rincón de Europa.
Actualmente es la civilización mundial completa, en la unidad de su destino histórico, la que se tambalea bajo amenaza de unas fuerzas reaccionarias armadas con toda la técnica moderna. No sólo pensamos en la guerra que se avecina. Ya, desde ahora, en tiempos de paz, la situación de la ciencia y del arte se ha vuelto absolutamente intolerable”. Manifiesto por un Arte Revolucionario e Independiente.
No nos ilusionemos con una Poesía Revolucionaria “ideal”, “perfecta” dogma de sectarios. Mejor trabajemos en una Revolución Poética permanente que apunte a una transformación general de los valores, a la ruptura y la descalificación de la lógica explotadora a la que es inexcusable perseguir hasta la extirpación de todos sus reductos.
Una guerra revolucionaria de la vida para arder también con poesía en el cielo que nos pertenece. Aniquilar este infierno absurdo y decadente incluso con la pócima de la poesía revolucionaria. Aplastar todas las trabas hasta con martillos verdaderos. Impulsemos la Poesía Revolucionaria primero ética que estética como un arma, forma superior de lucha, del poeta necesario que es, primero, revolucionario. ¿Por qué no? Poeta militante de la libertad, trabajador, obrero de los ejércitos emocionales contra de todas las opresiones. Poeta militante revolucionario para elevar la conciencia sin mesianismos idiotas en plena lucha de clases. Poetas revolucionarios para la resolución de los problemas en la vida práctica.
Andemos por el mundo organizando siempre nuestro renacimiento de revoluciones que traerá sus cajones llenos de pájaros tiernos. Andemos con una tempestad de revoluciones en la garganta para que chapotee la lucha en todas nuestras palabras mejor pensadas. Nacerá una revolución armada también con poesía. Revolución poesía en sí por todos los poros vuelta conciencia en imágenes beligerantes exigentes y en acción. Quebremos todo exclusivismo de la poesía. Cambiemos al mundo (también) con un programa mundial de la Poesía construido por una humanidad dispuesta a sacudirse la explotación, organizada de una vez por todas. Para siempre. Programa de la Poesía como estrategia de vida revolucionaria.
Hacer de la Poesía Revolucionaria, la ética y la estética del futuro, la poesía de lucha y liberación. Hacer la Poesía necesaria con sus fulgores interiores y exteriores rumbo a la magnificencia misma de la humanidad y su luz de metralla estremecedora. Belleza convulsiva de una revolución también poética que transforme al mundo... que transforme la vida. Poesía Revolucionaria para la reclasificación sistemática de todas las cosas según un orden socialista. Poesía para terminar con la propiedad privada y el Estado burgués, desterrar la miseria, el hambre, la ignorancia y la enfermedad. Aniquilar la usurpación de las fuerzas y talentos expresivos y su sometimiento. Impulsar la Poesía Revolucionaria con términos nuevos del espíritu y de las armas obreras. No serán los poetas quienes hagan la revolución, serán los obreros y los campesinos organizados bajo un programa en el que no estará ausente una táctica y estrategia poéticas aportadas por revolucionarios poetas llamados a sumarse en la lucha como un guerrero más, bajo crítica y autocrítica permanente, acompañante de los protagonistas y protagonista a su vez. No habrá Programa coherente de la Poesía Revolucionaria si se omiten las condiciones concretas donde se produce y de quienes la producen. Es indispensable establecer que en una sociedad dividida en clases el debate sobre la Poesía es ineludiblemente un debate de clase. La Poesía no es un fenómeno que puede despegarse de las condiciones concretas y las necesidades colectivas.
La revolución, el acto de amor y el acto de poesía no son incompatibles
Urge una revolución poética de símbolos grandes y aguerridos vanguardia del espíritu, de la sensibilidad, de la poesía. Poesía para organizarse, congregarse, unirse, participar, comunicarse… insurrección, revolución, revolver, perturbar y sobre todo construir.
Revolución permanente. Esta idea de revolución unida a la poesía no es otra cosa que la poesía al servicio de la revolución. La comprensión de esta premisa complementa toda nuestra táctica y estrategia… mostrar al amor como una ceremonia (un lenguaje) que no se realiza a espaldas de la sociedad y que es una necesidad primordial para una vida que se dignifique en y con la lucha. Lucha en primera y última instancia con amor revolucionario en un mundo en transición hacia un amor revolucionario permanente. El amor es en nuestra definición guerrera, reconocimiento de la revolución en la persona amada, es la libertad, es ceremonia, purificación y piedra de fundación: el misterio de la persona libre. La poesía se hace en el lecho como el amor. Sus sábanas deshechas son la aurora de las cosas. La poesía se hace en los bosques y en las fábricas, en las escuelas y en los límites. Debe tener todo el espacio que necesite. Para preguntar por la hora de la revolución la humanidad debe preguntar por sí. Entonces otro mundo puede nacer de la contradicción entre lo que vivimos y cómo queremos, debemos, merecemos vivir. Puede nacer una revolución ahí donde la conciencia se disponga a evitar toda caída en la miseria del mundo. Eso será también poética revolucionaria que, de la teoría a la práctica, y viceversa, contribuya, objetiva y subjetivamente, en la destrucción del imperio burgués y al ascenso del espíritu libre, hacia una humanidad plena.
La Poesía Revolucionaria debe elevarse exponencialmente sobre el nivel de vida actual. Elevarse no significa desprenderse de la realidad social, enajenarse, ni olvidarse. Implica la comprensión de una humanidad nueva, de las leyes de su desarrollo, y la comprensión de todas las antinomias y contradicciones de la sociedad clasista y de la división social del trabajo. Implica poner toda capacidad de abstracción al servicio dialéctico de la concreción y viceversa.
Impulsemos la Poesía Revolucionaria contra todo lo que nos impide luchar juntos. Poesía Revolucionaria para trabar un debate que eleve la conciencia contra la lógica de la miseria. Poesía Revolucionaria para reunir fuerzas, para dar fin a toda la farsa siniestra del capitalismo, para aniquilar la esta pulsión burguesa delirante y enloquecida que nos explota, derrotar a este circo de bestias asesinas.
Poesía de vida. Poesía estremecimiento y palpitación devenida de la práctica toda, en el hacer del mundo una procuraduría permanente del estado poético. La felicidad misma. El desarrollo de la poesía es desigual y combinado. Nuestra voz bien puede ser la voz del otro que cohabita bajo el techo doméstico de la miseria desaforada. Nuestra voz bien puede tener armonía distinta, para que se oiga entre el bramido de las bestias, para que sobre ella se balanceen las esperanzas más fértiles y nuevas. No hay, pues, poesía sin ideología como no hay clase social sin producción cultural. Y estamos en guerra. No existe la poesía por la poesía misma.
Impulsemos la Poesía Revolucionaria como tarea suprema para participar conciente y activamente en la preparación de la Revolución Permanente. Poesía para participar de manera organizada, social e individual, en el ascenso del sentido y drama de la revolución, en sus nervios más íntimos, para dar una encarnación poderosa al trabajo humano supremo de transformar al mundo. No sometidos a burocracia o secta alguna. No aceptar la felicidad por etapas o en un solo país. Impulsemos la Poesía Revolucionaria para organizarnos, que sea la organización, en lo posible, expresión de avance poético también, contra nuestra situación es francamente atrasada, poco inteligente y acaso miserable.
Poesía Revolucionaria que renacerá con la humanidad desde la noche de la miseria y la barbarie, bajo el pico de una cigüeña con cabellos de arco iris moradora de estrellas. Poesía Revolucionaria florecida en el cielo que tomaremos por asalto con la dirección inflexible del corazón lámpara que envuelve un pecho melodioso con las llamas de poesía que ya ilumina la bóveda de la revolución aeronauta.
La poesía revolucionaria florecerá ensimismada sobre las voces obreras nuevas. Lo sabremos sin secretos, saldrá como un arco-iris, como un tranvía, saldrá una selva haciendo el amor y del amor su flecha catarata. Como una ruta hacia el horizonte de la revolución ahora luciérnaga-volcán del futuro donde los astros crujirán las entrañas y el cielo cruzará la garganta del poeta.
Esta Poesía Revolucionaria desafiará al silencio incluso con blasfemias y gritos hasta que caiga el rayo ansiado que nos llevará al otro lado de lo consciente y lo inconsciente… como el fuego de una orquesta de sirenas cuna de lenguas contra la barbarie de humanos infestados de preceptos burgueses. Poesía revolucionaria para escuchar la elocuencia de las estrellas y la oratoria del árbol, del alma y la luna almendra. Poesía protesta en gritos oceánicos y araño al destino miserable que nos han de los miserables verdaderos.
Poesía Revolucionaria que hablará sobre la hora de vivir la libertad como instinto contagioso de campanas desafiantes. A estas horas el sol tantea el último rincón donde se incuba la poesía revolucionaria. Y nace una selva mágica de embriones que suben su canto en mil barcos. Es hora de despertar en todas partes nuestras certezas de pájaros ansiosos de amanecer la vida y nada sea lo mismo. Poesía Revolucionaria para que el paisaje se llene de locuras frescas y vaya y venga la humanidad de la tierra al cielo, del cielo al mar, buscando las cosquillas de las espigas. Poesía estado superior de las imágenes... realización purificada y purificante...materialista y dialéctica.
La Poesía Revolucionaria deberá tener el mismo poder que los ojos de la amada. Nos hará pensar en un comienzo del mundo nuevo entre poemas revolucionarios como incendios cósmicos que se propagan e iluminan consumaciones de lengua de corazones. Las llamas de la poesía revolucionaria que se junta el poeta calientan su garganta con claros de luna. Por cada poema revolucionario el cielo parpadeará aerolitos testigo en todos los frentes donde se libre una lucha real contra la ignorancia.
La poesía revolucionaria estallará en luminarias mojada de mares no nacidos hay que trabajar sobre la poesía con la poesía para la revolución en caliente, desde una concepción de clase. Hay un espacio despoblado que es preciso poblar con poesía revolucionaria, con semillas abiertas, juegos y aerolitos de violín que nos traen el recuerdo del horizonte nuestro.
La imaginación al poder. El poder a la imaginación.
Impulsemos esa Poesía Revolucionaria que tiene un mirar de vértigos. Alborada que borda certezas sobre el cielo que tomará por asalto y del que todos tomaremos tinta sin nombre. Poesía lengua de obra y lucha que hablaremos para siempre vertiginosos. Belleza convulsiva que abrirá para siempre esta caja de mil fondos llamada humanidad. Deberíamos re-inventar, con poesía revolucionaria y a partir de sus logros máximos, las obras todas dadas hace siglos. La hora de la poesía revolucionaria es también una hora de transformación de nuestras necesidades en rompecabezas bastante más refinados. Los conjuntos naturales de objetos y de fenómenos, tocados por la poesía revolucionaria, ya no coinciden con nuestros pensamientos ordinarios.
Impulsemos la Poesía Revolucionaria porque es posible, para lo inmediato y lo mediato. Para lo de hoy y lo de siempre. Por lo legal y por lo legítimo. Por la esperanza y por la panza. Por la dignidad y por la espontaneidad. Por el humor y por el amor. Por el salario y por el ideario. El caso es que una buen día quizá cuando el cansancio y la rabia nos antesalen a la noche, antes de caer dormidos, percibiremos nítidamente articulada, hasta el punto de que resulte imposible cambiar ni un solo elemento, la imagen de una revolución plena, no ajena al sonido de nuestra voz, de cualquier voz, como una frase nueva que llegará hasta nosotros sin llevar en sí el menor rastro de distancia y que, según ciertas revelaciones de la conciencia, nos ocupara el resto de la vida. Esa frase, la frase revolucionaria, parecerá, en un insistente, casi atrevida como el cristal. Aparecerá como un lenguaje nuevo de guerra poética, que no podrá entenderse más que hundiendo sus raíces en el humus revolucionario de los obreros y los campesinos para nacer como una planta nueva siempre. Grabemos rápidamente tal frase en la memoria, y, cuando nos dispongamos a pasar a otro asunto, el carácter orgánico de la frase retendrá nuestra atención. Y entonces poblaremos su vientre con una militancia nueva que se prolongara en la sangre a que responderemos sobre el surco de un arado de luz y ojos enaltecidos.
En el examen de la historia no sólo hay que saber, sino que hay que saber de una cierta manera poética. Tiemblen farsantes, uno conoce muy bien sus estrategias. Estamos en pie de guerra con nuestro cielo lleno de estrellas que esperan convertirse en poesía revolucionaria, con salpicaduras de astro que sopla sobre el pecho montañas a altura de los deseos. El entusiasmo intacto. Vivitos y coleando. Nos daremos la vida, desde esta muerte que nos dan y contra ella, si juntamos todas las frases revolucionarias, si las organizamos, aquí y allá, para tomar el cielo por asalto, hoy cercado con balas.
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Fernando Buen Abad Domínguez
Es Doctor en Filosofía, Mexicano de nacimiento, es especialista en Filosofía de la Imagen, Filosofía de la Comunicación y Crítica de la Cultura. Posee experiencia en producción fílmica, televisiva, radiofónica, y editorial. Desarrolló actividades de investigación y docencia universitaria en México, Argentina, Chile, Venezuela y Estados Unidos entre otros países. Es director del Instituto de Investigaciones sobre la Imagen, miembro de la Asociación Mundial de Estudios Semióticos, Miembro del Movimiento Internacional de Documentalistas, Colaborador de la publicación digital Rebelión y otras revistas en Internet. Ha sido jurado de diversos festivales cinematográficos internacionales: el Festival Internacional Tres Continentes, el Aljazeera International Festival, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el Festival Internacional de Cine para la Infancia y la Juventud y The New York University Film Festival, entre otros. Es miembro de la Fundación Federico Engels e integrante de la Corriente Marxista Internacional, miembro del Consejo Consultivo de TeleSur y actualmente es Vicerrector de la Universidad Abierta de México.
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