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martes, 29 de marzo de 2011

Mensaje en el Día Mundial del Teatro 2011

El 27 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Teatro. Cada año, una persona dedicada al arte escénico tiene el honor de enviar a la comunidad teatrista y al mundo entero un mensaje que evidencia el poder transformador y liberador -catártico- del teatro. Este año, la designación recayó en la dramaturga, actriz y directora de teatro ugandesa Jessica A. Kaahwa.

El momento convulso que vivimos en Honduras ha contado con el aporte de algunos grupos y personas de teatro que se han sumado a esta lucha popular; sin embargo, quedan algunos silencios coquetos con la oligarquía que oprime al pueblo, cómplices de la represión, acomodados al condicionamiento financiero; queda un teatro gatuno que intenta caer siempre parado sin arriesgar ninguna de sus vidas en la lucha popular. Si al menos fuese un buen teatro de derecha, tal vez merecería más respeto el barcino; lo malo es que intenten darnos gato por liebre. El mensaje de Jessica Kaahwa es de una sencillez contundente, como escrito para estos tiempos de fuego, como escrito para Honduras.
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Jessica A. Kaahwa


La reunión de hoy es un reflejo fiel del inmenso potencial que tiene el teatro para movilizar comunidades y sortear las diferencias. ¿Han imaginado alguna vez que el teatro podría ser una potente herramienta para la paz y la reconciliación? Mientras las naciones consumen sumas colosales de dinero en misiones para la paz en áreas del mundo en violento conflicto, se le presta poca atención al teatro como alternativa individualizada para la transformación y el manejo de conflictos.

¿Cómo pueden los ciudadanos de la madre Tierra lograr paz universal cuando los instrumentos que se emplean para ello vienen de poderes externos y aparentemente represores?

El teatro permea sutilmente el alma humana atenazada por el miedo y la sospecha, alterando la imagen que tienen de ellos mismos y abriendo un mundo de alternativas para el individuo y por consiguiente para la comunidad. Puede dar significado a realidades diarias mientras previene un futuro incierto. Puede tomar parte de la política en formas simples, directas. Al ser inclusivo, el teatro puede presentar experiencias capaces de trascender preconceptos erróneos.

Además, el teatro es un medio probado para abogar e introducir ideas que sostenemos colectivamente, y por las que deseamos luchar cuando son violadas.

Anticipando un futuro pacífico, debemos comenzar por usar medios pacíficos que busquen entender, respetar y reconocer las contribuciones de cada ser humano en el proceso de conducir a la paz. El teatro es ese lenguaje universal por el que podemos enviar mensajes de paz y reconciliación.

Involucrando activamente a los participantes, el teatro puede hacer que muchas almas deconstruyan preconceptos y, de esta manera, da al individuo la oportunidad de renacer para hacer elecciones basadas en conocimientos y realidades redescubiertas. Para que el teatro prospere entre otras formas del arte, debemos dar un enérgico paso adelante para incorporarlo a la vida cotidiana, tratando temas apremiantes de conflicto y paz.

Buscando la transformación social y la reforma de comunidades, el teatro ya existe en áreas devastadas por la guerra y entre pueblos que sufren pobreza o enfermedad crónica. Hay un número creciente de historias de éxito donde el teatro ha logrado movilizar audiencias para construir conciencia y ayudar a víctimas de traumas de post-guerra. Plataformas culturales como el Instituto Internacional del Teatro, que apunta a "consolidar la paz y la amistad entre las gentes" ya tienen existencia.

Es entonces una farsa mantenerse en silencio en tiempos como los nuestros, conociendo el poder del teatro, y dejar que portadores de armas y disparadores de bombas sean los guardianes de la paz de nuestro mundo. ¿Cómo pueden herramientas de alienación ser también instrumentos de paz y reconciliación?

Los conmino en este Día Mundial del Teatro a pensar en esta perspectiva y a adelantar el teatro como una herramienta universal para el diálogo, la transformación social y la reforma. Mientras las Naciones Unidas gasta sumas colosales en misiones de paz en todo el mundo con el uso de armas, el teatro es una alternativa espontánea, humana, menos costosa y mucho más poderosa.

Puede que no sea la única respuesta para traer paz, pero el teatro debe seguramente ser incorporado como una herramienta efectiva en misiones de paz.


miércoles, 23 de febrero de 2011

LA VISITA DE LA VIEJA DAMA

 Tito Ochoa: "Hacer teatro conlleva una gran responsabilidad"
El director de "La visita de la vieja dama" nos habla en entrevista sobre el texto y el trabajo del grupo hondureño Memorias, que se presenta este fin de semana en Costa Rica.

19/02/2011 12:00 AM

Natalia Rodríguez Mata
nrodriguez@redcultura.com

Una mujer regresa a su pueblo natal, “El Cerotal”, muchos años después de haber salido de ahí. Todos los habitantes, los “cerotalenses” se han empobrecido y están llenos de deudas, a pesar de que los pueblos del entorno sí han progresado. La vieja dama parece mostrarse generosa y quiere ofrecer mil millones para que solucionen sus problemas, pero con una condición: que algún voluntario se ofrezca a asesinar a su antiguo novio, que la dejó embarazada y la abandonó chantajeando a dos testigos para que lo apoyaran en su negación de paternidad.

Ese es el argumento principal de "La visita de la vieja dama", obra escrita en 1956 por el pintor y escritor suizo Friedrich Dürrenmatt, y traída a Costa Rica por el grupo hondureño de teatro Memorias, como parte de una gira que incluyó a Honduras y que también visitará Nicaragua y Guatemala.

La obra es una “tragicomedia perversa”, que nos habla de cómo los seres humanos somos capaces de transformarnos en tiempos de crisis o cuando hay dinero de por medio, todo con un lenguaje coloquial y en medio de situaciones muy divertidas. Es dirigida por Tito Ochoa y los actores.

Esta es la segunda vez que Memorias se presenta en Costa Rica, hace dos años estuvieron en el Teatro Atahualpa del Cioppo y ahora lo hacen gracias al apoyo de la cooperación suiza con esta obra, que pudimos ver hace unos días en Honduras y constatamos su calidad. Con ellos conversamos esta semana en el Café del Teatro Nacional. Las respuestas en su mayoría son de Tito Ochoa.


¿Cómo fue el proceso de preparación de La Visita de la Vieja Dama, desde que se encontraron con el texto hasta los ensayos finales? ¿En qué consistió la adaptación del texto?

Tuvimos seis meses de preparación. Yo conocí el texto hace mucho, lo estudié cuando estaba en la antigua Unión Soviética estudiando teatro. Lo curioso es que no me gustaba para nada y no lo logré entender; fue hasta hace poco que la repasé y logre dimensionar realmente lo grandioso de su contenido.

La adaptación se hizo en varios sentidos. Se eliminaron algunos personajes y se incluyeron otros nuevos, por ejemplo, en el texto original hay un alcalde, no una alcaldesa. Hay escenas completas transformadas. Quisimos hacer una adaptación "al hondureño" pero no entendido como "el machete", "el sombrero", nada de eso, sino un poco más cercano a nuestra realidad por medio del lenguaje y los referentes.

El nombre del pueblo, por ejemplo, en el texto original es Güllen, que significa algo así como “estiércol líquido”, diarrea. Entonces se nos ocurrió llamarlo El Cerotal y a sus habitantes los cerotalenses.

Mucha gente nos dice que El Cerotal es Honduras o los Cerotalenses los hondureños y no. Si ves, la obra está adaptada pero no para Honduras ni para Centroamérica, sino a El Cerotal, que es un pueblo que no existe más que esta obra, con unos habitantes que son de ahí y nada más. Inclusive le eliminamos muchos referentes directos a Honduras para no caer en esa confusión.

El montaje fue bastante difícil, porque teníamos el reto de hacer una tragicomedia y además que fuera perversa. Empezamos a trabajar, vimos videos de otros montajes de la obra en otros países pero todo resultaba aburridísimo. Faltando casi tres semanas no dábamos con “la cosa”, hasta que por fin nos dimos cuenta de que el valor estaba precisamente en esa comicidad-perversidad de los personajes y ahí fue cuando ya todo fluyó mejor.
 
¿Por qué les pareció importante trabajar con este texto?
"La visita de la vieja" dama tiene un gran tema: la ética. La obra cuestiona el comportamiento de las personas en épocas de crisis, cómo muchas cosas se sobreponen a los valores. Esta es una realidad que está sucediendo no sólo en Honduras sino en todas partes del mundo y nos parece que como grupo de teatro tenemos la responsabilidad de hablar de estas temáticas fundamentales para la humanidad.

¿Cuál es el criterio de escogencia de textos que hace Teatro Memorias?

Teatro Memorias toma textos clásicos contemporáneos de dramaturgia universal y los adapta a un lenguaje propio, enraizado en el lenguaje popular, sin menoscabo de la estructura original.

¿Tiene Teatro Memorias una posición política respecto al golpe de Estado en Honduras el pasado 28 de junio? ¿Se refleja esa posición en sus montajes?
A raíz del golpe, Honduras se polarizó por completó, y los artistas también nos polarizamos. En ese sentido, nosotros estamos contra el golpe pero no somos ni melistas ni zelayistas ni nada por el estilo. Nos sumamos a la Resistencia, pero siempre hemos sido críticos de lo que pasa en el país, aún cuando Mel Zelaya estaba en el poder.

Entonces ustedes sí creen que el teatro tiene una función social y política importante…
Claro, firmemente. Hacer teatro es una responsabilidad. El año pasado por ejemplo presentamos una obra de creación colectiva que se llamaba "El Gran Golpe", en parques y plazas de Honduras, en la que usamos los mismos nombres de los actores del régimen de facto, y salen también colaboradores del gobierno del presidente Zelaya defendiendo la restitución del orden democrático. En es mismo contexto post golpe presentamos “El Generalito”, del chileno Jorge Díaz, una obra antimilitarista sobre la manipulación de un poder dictatorial que impone una forma de pensar.

Pero también tocamos muchos otros temas, no sólo lo político. Hemos montado obras sobre temática de género como “Los monólogos de la vagina”, "Lisístrata" y "La Mirandolina".
“Lo fantástico de estar en memorias es que no se encaja en un solo género. Cada obra tiene un proceso distinto, en el que hay que volver a aprender a actuar”, dice uno de sus actores.

Tuve la oportunidad de ver la obra y se nota un gran trabajo actoral. ¿Qué metodología utilizan?
La metodología que usamos parte de tres elementos básicos: imagen, acción y palabra. La acción detona la acción y eso te hace decir la palabra. Nuestro componente fundamental es el cuerpo, no partimos de la emoción. En ese sentido hacemos un fuerte trabajo físico para obtener un resultado emotivo. En épocas de montaje ensayamos de 6 a 10 de la noche todos los días y el trabajo físico es realmente intenso.