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jueves, 7 de abril de 2011

Boitel y el peso de la cruz

Como la historia está constituida y escrita por los distintos hechos, visiones e interpretaciones del hecho social en cualquiera de sus campos humanos, queda aquí registrada la interpretación que el escritor Roberto Quesada hace en relación con los Juegos Florales de Tegucigalpa.

palabraenllamas
Editorial Divulgación
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Roberto Quesada
 

“El hombre sordo a la voz de la poesía es un bárbaro, sea quien sea”--Goethe.

 
El poeta cubano internacional Luis Manuel Pérez Boitel se encuentra en nuestra querida Patria, Honduras,  razón de su visita: recibir el Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa, mismo que no tengo la menor duda que ha obtenido por mérito propio, a fuerza de poesía.

Desafortunadamente el poeta obtiene este premio en circunstancias muy difíciles para nuestro país, todavía polarizado, lo que equivale a: irrespeto mutuo, descalificación mutua, desconocimiento de éxitos ajenos, propensión a la bronca, y hasta cierto punto, podríamos arriesgarnos en metáfora poética: ceguera espiritual colectiva.

Aquí hasta el lenguaje se ha enredado. Palabras como diálogo, negociar y muchas más significan otra cosa después del golpe de Estado. Diálogo, por ejemplo, sinónimo de engaño, de ganar tiempo. Negociar, ir ya irascible, agresivo, descalificando a la contraparte negociadora. No, debemos de recuperarles su verdadero valor. No se puede dialogar, negociar, si no se va de buena fe, y eso no quiere decir falta de firmeza.

He leído por aquí y por allá, peticiones al poeta Boitel para que renunciara al premio, para que no visitara Honduras, el argumento básico es que dicha presea la otorga la alcaldía tegucigalpense y que el alcalde de la capital, Ricardo Alvarez, encabezó a los camisetas blancas durante el golpe de Estado (mismo que todavía persiste porque hay cosas que deben hacerse para ir mejorando esa condición, una de ellas, el retorno seguro del presidente Manuel Zelaya, el reingreso de Honduras en la OEA y, antes que nada, el respeto a los derechos humanos), además, arguyen que el alcalde actúa como fascista, culpa de él mismo, falta de tacto y talento, nada visionario, poca lucidez política en asuntos como pedir la destitución del ministro César Ham, porque es de izquierda… y “ahora los nacionalistas gobernamos”, (¿acaso el presidente de un país no es presidente de todos y todas incluyendo la oposición? El presidente que no lo vea así, llámese Chávez u Obama, no merece ser presidente.… Ricardo con todo este tipo de acciones cava su tumba política, no escribe poesía. ¿Qué tiene que ver Boitel con esto?
Argumentos sobrarán, pero el premio se lo ganó con su poesía y quien lo otorga es Honduras. ¿O es que acaso los detractores de Boitel han entregado a otras manos nuestro país? No, Honduras no es de Ricardo Alvarez, él es simplemente alcalde, ni de Mel ni de Pepe ni de ningún partido político ni de la Resistencia, de nadie en particular, es de todos y todas los hondureños. ¿Que unos pocos lo tengan secuestrado? Esa es otra historia, hay que rescatarlo. No significa que sea de ellos, de allí que debe enfatizarse en la palabra “secuestrado”.

Para ilustrar, uno de los poetas detractores de Boitel era cara visible de la Resistencia, de pronto desapareció del escenario, indagué, ¿y saben qué? Había obtenido un trabajo en la empresa privada y no le convenía ya robar cámaras. Ahora reaparece como verdugo del poeta Boitel.

En el cartero, hermosa película basada en el libro de Antonio Skármeta, el cartero le obsequia, como si fuera propio,  a una enamorada un poema de Pablo Neruda. Cuando ella lo descubre, él se defiende: “La poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita”.

En el caso que nos ocupa, Ricardo Alvarez no es coautor del libro, es nada más alcalde, quizá él pase rápido pero lo sobrevivirá el libro galardonado, en este sentido, pese a las cosas tontas que ha hecho y a su autovociferado extremismo derechista, en esta ocasión ha hecho algo bueno: crear o darle luz verde a sus creadores este premio de poesía. ¡Es la verdad, aunque algunos/as me apedreen!

Para que el poeta Pérez Boitel se sienta en casa, le contaré esta anécdota sobre premios y premiados y premiadores: un mes antes del golpe de Estado, recibí del presidente Zelaya, junto a German Quintanilla, Julio Ernesto Alvarado, Rosendo García, Allan MacDonal, Felix Ovidio Cubías, Radio Nacional de Honduras y Canal 8, el Premio Nacional “Jacobo Cárcamo”.
Al día siguiente almorcé con el periodista Rodrigo Wong Arévalo, me dijo que “ese premio” no me lo iba a promover en su noticiario, pero sí una antología, en donde aparece un texto mío, de la Unión Europea.

Por supuesto, le pregunté por qué no, pero no encontré respuesta, entonces le dije: “Me merezco este y cualquier otro premio que haya en Honduras”. Y precisamente, meses antes, un ministro del presidente Zelaya, Milton Jiménez Puerto, se había comunicado conmigo porque se me otorgaría en noviembre del 2009, el Premio Nacional de Literatura. Y fui claro con él cuando le dije: “Si ese premio consiste en los mismos 15 mil lempiras, no lo quiero, es un insulto. No se come con los aplausos. Deberían de darle dignidad a ese premio, en Chile son 50 mil dólares y una pensión vitalicia cuando se retira del escritor/a que lo obtiene”. El me explicó que eso tendría que pasar por el Congreso, etc. etc. “Pues entonces busquen otro candidato”.

¿Por qué la anécdota anterior? Pues porque quienes le pidieron a Boitel no aceptar el premio, tampoco dan solución. Una de ellas debería de ser: “No aceptes el premio de cinco mil dólares, pero por no aceptarlo te premiamos con siete mil dólares, que colectamos en campaña contra la premiación que intenta dar el alcalde con el propósito de irse lavando el rostro internacionalmente.” Eso sí se enmarcaría en el contexto de hacer justicia.

Yo escribí a Boitel respecto a este tema, poniéndole claro como estaban las cosas en Honduras, y fragmento de esa carta, es el siguiente: “De verdad que he meditado mucho para escribirte, pues hay de por medio dinero y nadie sabe las urgencias de cada cual o, como solía decir mi madre:” solo sabe cuánto pesa la cruz, quien la va cargando”.

Hay algo o mucho de cierto en lo que un día me decía Jaime Bayley: “¿Qué será que un escritor no puede ver a otro?”

Hoy tengo la respuesta: Es que somos uno de los gremios más ególatras y egoístas, o, como dice el poeta Rigoberto Paredes en uno de sus poemas, nos creemos “pequeños dioses sin reino”. Ah, y si  no me creen, miren cuantas antologías, compilaciones, ensayos, etc. sobre el golpe de Estado… ¡y qué casualidad: a todos se les olvidó Roberto Quesada, un escritor de los que más se ha expuesto, más ha escrito denunciando nacional e internacionalmente esta barbarie cometida contra nuestro pueblo!

No, no es resentimiento, lo digo con una sonrisa sincera, pues todo esto me sirve de espejo para tratar de ser cada día un poquito mejor ser humano. Poeta Boitel: Bienvenido a mi Patria, felicitaciones por tu premio y disfrútalo sin complejo de culpa… ¡Un día esta patria estará mejor! Y como dicen los Guaraguao: “…caramba y zamba la cosa, viva la literatura”.


Nueva York NY 7 abril 2011.
robertoquesada@hotmail.com

1 comentario:

  1. Les dejo estos dos comentarios;
    genaro paz paz paz para robertoquesada,
    Tiene razón.


    Visto así, sí. La poesía es un asunto de intereses creados, de plata. De visión individualista
    del cacharro creativo.
    Donde hay plata y buena paga que baile la mona así sea la música de los Guaraguao...
    o los ritmos maestros de los toletes y los disparos de la represión.


    Es cierto, muy cierto, es un asunto de dignidad contra bolsillo, cara o cruz. Bien dicho maestro.
    Me parece una deslumbrante ética refundacional.


    Candelario Reyes García
    El Aleph Radio para genaro, robertoquesada, Anarella, fian-honduras
    mostrar detalles 08:52 (hace 11 horas)


    Pues mis economías andan volando bajo y no soy escritora ni voy por la vida buscando premios pero si así lo fuera no aceptaría un premio de una dictadura ni por mucho más dinero. Si no, de qué estamos hablando.

    Marina

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