Juan Almendares
“La educación es una liberación, la pedagogía una forma de producir
la libertad, y tanto la educación como la pedagogía han de preocuparse
no de lo disciplinar o producir saber, sino de transformar sujetos. No
producir sujetos, sino llevarlos a procesos de transformación de su
propia subjetividad".
Michel Foucault
En la serie de artículos que comienza con éste abordaré desde una
perspectiva crítica las ideas o prácticas acerca de reformar o
transformar. Ambas son ampliamente utilizadas en las políticas
agrarias, educativas y de salud.
El enfoque es sencillo, sin ostentación ni adornos. No obstante de lo
complejo de la temática; se parte de una realidad concreta: la
situación de Honduras después del golpe militar del 28 de
junio del 2009. La complejidad no implica un sentido abstruso del
problema; es más bien una trama o tejido que vamos a desenredar
mediante la reflexión, la crítica y la praxis social, siguiendo
varios caminos en el laberinto del pensamiento y de la misma realidad.
Existe una diferencia significativa entre reformar o transformar. El
primer vocablo significa modificar algo en una sociedad sin cambiar
cualitativamente la estructura del sistema social existente. En otras
palabras es cambiar aparentemente la forma o sea la configuración
exterior de un gobierno en nombre de la democracia cuyo contenido es
la desigualdad y la injusticia social.
Hablamos de un cambio aparente de la forma porque un cambio
fundamental de ésta implica desde luego modificar el contenido. La
forma y el contenido constituyen una unidad dialéctica.
La reforma puede constituir un cambio cosmético en el proceso social;
sin embargo en ciertas circunstancias puede ser el preludio de una
transformación social más significativa.
sin embargo en ciertas circunstancias puede ser el preludio de una
transformación social más significativa.
Transformar es ir más allá de la forma, es decir un cambio
cualitativo o cambiar la esencia de las cosas; llegar a la estructura
misma de los procesos. Por lo anterior una cosa es reformar un sistema
y otra cosa es transformarlo. Ser reformista es gestar cambios
sociales sin cambiar el sistema en que éstos, de manera amañada, se
sustentan.
En consecuencia es diferente una posición que contribuya a la reforma
agraria, educativa y de salud, sin cambiar las relaciones de poder en
Honduras y otra es la transformación del agro, la educación y la
salud que obviamente toca los intereses de clase y la lógica del
capital mercantil, agroindustrial y financiero internacional
articulado a una oligarquía nacional afianzada en las armas, la
manipulación socio-educativa y el poder financiero.
Cuando las personas (sujetos) o grupos sociales (clases, colectividades
o comunidades) toman conciencia de su realidad histórica y social; se
organizan, movilizan, resisten y participan en el cambio de la forma
y esencia de la estructura del sistema económico, político,
ideológico y cultural dominante. Por lo tanto se convierten en
sujetos históricos y políticos que transforman la realidad y se
transforman a sí mismos.
Por el contrario cuanto se es conformista con el orden de las cosas,
se adopta una posición neutra, indiferente y/o cómplice con la
injusticia ocasionada por la clase dirigente y dominante. En esta
última situación los sujetos son los ciudadanos defensores de las
leyes que gobiernan la acumulación histórica del capital y participan
en forma activa o pasiva en las violaciones al derecho a la vida y a
la dignidad histórica de nuestros pueblos.
Hemos aprendido en los talleres colectivos de Amigos de la Tierra
Internacional que los procesos de justicia climática y ambiental no
están separados de las luchas de los movimientos sociales y que esta
articulación es esencial para lograr la transformación local ,
nacional , regional y mundial En marco del contexto, la coyuntura,
planes a corto plazo y la estrategia política para lograr los
objetivos y metas trazados se requiere la organización , la
resistencia la movilización para reformar o transformar las
situaciones o procesos que las comunidades o los pueblos
históricamente se plantean.
Nuestra invitación a la reflexión crítica parte de la realidad
histórica, del proceso de lucha de los pueblos por lograr la
satisfacción de las necesidades materiales, culturales y espirituales,
basada en el respeto a la soberanía y defensa de los derechos
humanos y planetarios.
El desafío se fundamenta en una pedagogía revolucionaria donde no hay
profesores ni alumnos y se conjugan el saber, la sabiduría y el
conocimiento. Es necesario ser el compañero o la compañera más
sencilla y humilde en la construcción de una nueva sociedad.
Al sufrir Honduras por la ocupación militar estadounidense, las
profundas diferencias sociales y la acelerada violencia estructural
financiadas por el capital internacional, se requiere el amor y la
solidaridad con nuestro pueblo y todos los pueblos de América Latina.
Comprender que la flexibilidad basada en principios y el amor humano y
planetario nos alejan de la rigidez fosilizada, característica de
las posiciones dogmáticas y sectarias. La transformación de
Honduras será más real mediante la unidad de todas las fuerzas
patrióticas.
El Frente Nacional de Resistencia Popular es la Fuerza más
significativa en este momento histórico posterior al golpe de estado
militar. Contribuyamos a fortalecerlo y a convertirlo creativamente
en la fuerza principal transformadora de Honduras. En este momento
histórico debemos asumirlo como un compromiso ineludible.