Dejadme en esta nave,
para divisar en el futuro la patria de todos,
la patria que duele años luz de oscuridad,
adentro del mar; en el fondo del alma.
Dejadme en esta nave,
para olvidar lo que miro todos los días,
en este presente que grita profundo
como un niño recién nacido.
Dejad que las neuronas
inventen un nuevo reino celestial,
para no cesar de construir
soles y fuentes en donde se bañen
uno por uno los ofendidos,
los marginados.
Dejadme en esta nave
que acelera los pulsos de la verdad,
y devora la injusticia.
Hay tantas cosas pendientes,
tanto llanto en las calles,
tanto dolor que cuelga en los ojos.
Porque han robado al tiempo
segmentos de belleza,
las rosas al milagro, el tul al misterio;
y aún petrificados en el filo de la desdicha
persiste en cada uno las ansias de amar…
Dejadme en esta nave,
en el punto de Lagrange,
para partir y regresar años luz
con la esperanza del encuentro
DEL HOMBRE VERDADERO.
Alberto Destéphen
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