Entradas populares

miércoles, 27 de abril de 2011

Lo que Caracas se llevó

Galel Herrera


Caracas me ha dejado un sabor amargo, con sabor a derrota hay que decirlo. Lo que para algunos fue una necesaria “negociación”, para mí, no es más que un fracaso colectivo en este querer avanzar reinventándonos el futuro y rediseñándonos la esperanza con la única arma que hasta ahora hemos usado contra nuestros opresores: la razón ética que nos asiste en nuestras luchas y sueños históricos.     

Algunos(as) compañeros(as) han desatado una desgarradora defensa de las negociaciones en Venezuela, descalificando los numerosos señalamientos que han tratado de denunciar el mecanismo viciado e inconsulto que Juan Barahona y Manuel Zelaya han seguido para negociar con el régimen. La defensa del procedimiento, para sus seguidores, se ha basado en la “necesidad extrema” del momento, y como atenuador (a coro), han llamado a dar votos de confianza a los lideres de la resistencia en torno a sus actuaciones.

Un elemento adicional de la defensa de Zelaya y Barahona, y que se desprende de esta tenaz discusión, es la defensa de la participación en las elecciones (2013) y la “estupidez” (entre muchos otros calificativos que se han proferido) de la “autoconvocatoria” popular para refundar Honduras. Discusión, que todos(as) suponíamos agotada después de la Asamblea General del 26 de febrero, pero que hoy reaparece con tanta fuerza y rabia por quienes ven oportunidades electorales en el horizonte político inmediato.

Amnesia política: es el arte de olvidarlo todo con total desprendimiento ético que permite reiterar o repetir los horrores políticos 
cuantas veces sea conveniente sin importar sus terribles consecuencias.

Para algunos(as) esta claro en este proceso de negociaciones primó el llamado pragmatismo político o la real politik, pero con un absoluto desprecio a los acuerdos colectivos que tanto costaron al movimiento en resistencia en sus diversas instancias de deliberación popular. Debo admitir que la jugada de Caracas fue un movimiento de piezas donde se apostaba a un “ todo o nada” y que no sólo cambió sustancialmente la actual agenda del FNRP sino que modificó de manera radical la dimensión ética de la lucha dentro del mismo frente. Quiero explicar este alcance.
Para todos(as) es sabido que la agenda política del FNRP estaba signada por una serie de compromisos, fruto de consensos y acuerdos de las diversas expresiones organizativas e individuales que conforman el Frente.  La máxima expresión de esos acuerdos fue la Asamblea General “Mártires del Aguán” del 26 de febrero. Si bien, muchos de esos compromisos, tienen un mandato práctico con múltiples dimensiones, la importancia radical de dichos compromisos están en su dimensión ética. Es decir:

La refundación de Honduras no es cualquier refundación. Es un proceso profundo de transformación social, política, cultural y económica. Por lo menos eso es lo que yo he entendido hasta ahora. Y si Refundación es igual a transformación, entonces lleva implícito una negación radical (como rechazo sistémico) de lo que hoy conocemos como realidad política nacional y de las practicas políticas tradicionales. Por lo tanto, ninguna de nuestras actuaciones por mínimas o invisibles que sean o parezcan, pueden pretender copiar los modelos, formas o mecanismos del viejo modelo sociopolítico hondureño sin que eso signifique seguir reproduciendo el viejo modelo de sociedad que decimos rechazar.

No todo se vale, ni todo lo que hagamos es excusable por motivos de fuerza mayor. Por eso resulta inexcusable el procedimiento utilizado en los llamados acuerdos de Caracas; Pues, podríamos estar de acuerdo en que hay que profundizar más la discusión colectiva sobre como avanzar para transformar Honduras y en que hay que arreciar el trabajo de base para tomar cuantos acuerdos sean necesarios para fortalecernos, o podríamos además, estar de acuerdo en que nos hace falta aclarar mucho más nuestros procesos de crecimiento y lucha como FNRP, retomando incluso la discusión en torno a la validez o no de ir a las elecciones hoy o mañana… o seguir discutiendo en torno a un gran acuerdo nacional por una reconciliación en Honduras, de que nos reconozcan los golpistas, convenciendo a las organizaciones y las bases nacionales para que apoyen dicho extremo, y que juguemos a la familia unida y feliz, etc, etc., pero siempre, dentro de un marco de consensos que no nieguen ni la diversidad organizativa interna del frente, ni la amplitud de criterios e ideas sobre el proceso de cambios ni la aceptación de todas las formas de luchas. Pero sobre todo compañeros (as) que no se niegue lo que hemos acordado o consensuado como pueblo. Pues ahí ha radicado nuestra unidad organizativa, pero sobre todo, nuestra credibilidad ante la población hondureña.

El problema entonces es que al negarse el consenso, como una máxima (prioridad) organizativa (pues lleva implícita la negación a la participación real de la gente), y al negarse y manipularse los acuerdos de la Asamblea (26/02) por parte de su máximos dirigentes, el Frente perdió mucho más que una deliberación, perdió la posibilidad de reivindicar la razón ética de su existencia. “Más de lo mismo” me decía en buen hondureño un camarada campesino de mi comunidad.

Lo terrible es que comenzamos a perder lo único que hasta ahora nos hacia diferentes de los partidos y la clase política hondureña, la posibilidad de convertirnos en un referente ético de cambio real para una sociedad que se cae a pedazos y que esta harta de engaños, de arreglos bajo la mesa, de que no sea tomada en cuenta a la hora de la toma decisiones trascendentales, que esta harta de lo mismo de siempre...

Hemos sido testigos en las últimas semanas de un descarnado juego de palabras por justificar acciones que a todas luces carecen de todo o cualquier alcance ético. Pero lo más penoso es que nos han tratado como borreguitos, nos han tildado de ignorantes políticos, nos han creído incapaces de abordar nuestra propia suerte y nos han negado la posibilidad de discutir los que hasta hace poco era o parecía una tarea de todas y todos: imaginar y decidir el futuro de la resistencia hondureña para transformar Honduras.

Vendrán asambleas para avalar los llamados “acuerdos”, no sin manipulación y chantaje, de eso ya se están encargando algunos medios “amigos” y los viajeros frecuentes. Pero de algo si estoy absolutamente seguro: si no somos capaces de rectificar hoy, con altura y decoro, no seremos capaces de modificar o cambiar ni siquiera nuestra propia suerte mañana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario